Estrategias para los alumnos del nivel superior
Barbara Greybeck Daniels*
Con las distintas reformas educativas que se llevan a cabo a escala mundial, en los últimos años surge la inquietud sobre la falta de preparación académica de los alumnos universitarios. Los maestros comentan sobre el gran número de alumnos carentes de los hábitos de estudio tan necesarios para que se desempeñen bien en sus clases. Sin embargo, pareciera que no les falta la capacidad intelectual para el estudio, sino que no pueden enfrentar las demandas del discurso académico ni del ritmo del trabajo. Cabe preguntarse: ¿cuál es la raíz del problema, si es que estos alumnos pertenecen al rango más alto de la población en términos de escolaridad?
Varios investigadores han examinado el fenómeno del estudio y han propuesto teorías y modelos sobre el proceso de estudiar. En una revisión de las investigaciones al respecto, William Rohwer (1984) indica que la relación entre las actividades del estudio y el rendimiento académico varia según las características del curso y las características del alumno. Es decir, el éxito académico depende en parte de características individuales como la habilidad intelectual, la motivación y las experiencias previas del estudio. Por otra parte, depende de los requisitos de la tarea en los cursos. Las características del alumno toman mayor importancia mientras más autonomía se requiere en la selección, organización, transformación e integración de información. Los alumnos que saben formular hipótesis, generar soluciones y comparar y analizar información, tendrán mejor rendimiento académico que los que se acostumbran a memorizar y reproducir detalles. En parte, la adquisición de estas habilidades depende de la calidad de su preparación escolar. Rara vez se exige que los alumnos piensen en forma crítica en los niveles más básicos del sistema educativo.
Además, el alumno está formado por sus creencias epistemológicas. Si cree que el conocimiento surge solamente de fuentes externas, confía en que los textos y los maestros representan la verdad absoluta. Así el alumno será menos autónomo en su aprendizaje, y por consiguiente, más predispuesto a rechazar actividades que involucran procesos de pensamiento más profundos. Aunque la madurez del individuo es un factor importante, el problema en parte resulta del sistema de enseñanza, pues si sus maestros anteriores no han facilitado el proceso de desarrollo en las creencias epistemológicas, es difícil que los alumnos solos lo logren. Así vemos el papel de la preparación académica en la formación del pensamiento de los alumnos.
Con el fin de remediar esta falta de preparación, algunas universidades ofrecen cursos específicamente para aquellas personas que experimentan dificultades académicas. Estos cursos se enfocan en los hábitos del estudio y en la comprensión de material expositivo, además de las habilidades de organizar y sintetizar información. Aquí se presenta un programa de esa índole, fundamentado en el constructivismo y en el concepto de metacognición, cuyo objetivo es mejorar la capacidad de los alumnos a través de un énfasis en la comprensión de lectura.
Marco teórico
Como base para el constructivismo se retoman las teorías de Piaget y Vygotski, sobre todo en lo relacionado con los principios de asimilación y acomodación y la reestructuración del esquema del aprendiz en el proceso de aprendizaje. Se enfatiza el papel de la enseñanza en el desarrollo del conocimiento a través de los principios Vygotskianas de Andamiaje y de la Zona del Desarrollo Próximo.
Aunque la teoría de Piaget no se extiende mas allá de la adolescencia, había una aplicación de dicha teoría a los alumnos universitarios por el autor William Perry (1970). Perry dice que el periodo postadolescente se caracteriza por la capacidad de aceptar responsabilidades y, a la vez, la capacidad de pensar en forma "meta", es decir, la capacidad de estar consciente del proceso del pensamiento. Según el autor (1970), al principio de este periodo los alumnos perciben el mundo desde un punto de vista dualista, lo cual los lleva a un aprendizaje que se caracteriza por el trabajo fuerte y la obediencia. Después de esta etapa hay ocho fases superiores identificadas en los alumnos universitarios, en las que cada vez más se acercan al relativismo (anexo A). Su desarrollo está completo cuando afirman su identidad y asumen responsabilidades múltiples.
Perry dice que el papel del instructor o maestro es más bien la facilitación del avance de los alumnos dentro de la jerarquía de etapas en donde solos descubren, asimilan y acomodan las conceptualizaciónes principales a través de sus interacciones con el ambiente académico. El trabajo del maestro consiste en arreglar las condiciones para que el alumno llegue a las incongruencias en su manera de pensar y, con esto, cambie sus estructuras básicas del conocimiento.
Mientras Piaget propone que el desarrollo cognitivo precede al aprendizaje, para Vygotski la capacidad del individuo se puede extender a través de la enseñanza. Tomando en cuenta la noción de Vygotski, se arguye que los alumnos podrían desarrollar su intelecto más allá de lo que demuestran al inicio de sus estudios. Vygotski llama a esta distancia entre el nivel actual y la potencia del individuo la Zona del Desarrollo Próximo. Para ayudarles a llegar a su nivel potencial, los maestros aplican una especie de andamiaje (en términos vygotskianos), fomentando el desarrollo intelectual de sus alumnos y actuando como guías en el proceso. El maestro funciona al inicio como modelo en el proceso de aprendizaje retirando paulatinamente su ayuda y así permitiendo que los alumnos sean cada vez más independientes en la realización de tareas.
Objetivos del programa
Retomando los argumentos de Brown y Campione (1984), se espera que por el programa propuesto aquí los alumnos entren en una etapa de razonamiento relativo y que, a la vez, transfieran las técnicas aprendidas a otras situaciones o espacios académicos. Estos dos autores dicen que los aprendices maduros utilizan ciertas estrategias que "complementan la información recibida… para facilitar su propio aprendizaje" (p. 185). Para fortalecer su argumento citan a Haitano, cuyo paradigma señala una dicotomía entre el conocimiento procedimental y el conocimiento adaptivo. El conocimiento procedimental consiste en los aspectos más rutinarios del pensamiento, como la memorización de una serie de pasos para cumplir una tarea determinada. En cambio, el conocimiento adaptivo implica la creación de ideas nuevas a través de un proceso de modificación o combinación de procedimientos diferentes, adoptando una manera más relativista en la resolución de problemas. Esta capacidad de resolver problemas en forma relativista lleva al alumno a la transferencia de habilidades de una situación de aprendizaje a otra distinta.
Para lograr que los alumnos avancen en su aprendizaje de esta manera, se propone un programa de estudios con los siguientes objetivos:
Que los alumnos:
Método
El programa para mejorar las habilidades de comprensión de lectura en los alumnos universitarios enfatiza la metacognición, ya que no solamente aprenden y practican ciertas estrategias de lectura, sino además aprenden a evaluar su propio rendimiento y analizan el proceso de transferencia. El programa se podría implantar dentro de una materia (por ejemplo, psicología, economía, ciencias) o se podría ofrecer aparte como curso de extensión académica. De cualquier forma, se recomienda que los textos sean significativos para ellos, es decir, que sean textos que los mismos alumnos estén leyendo en la preparación de sus tareas. Por eso, la implementación del programa dentro de una materia implica que los alumnos tengan información de antemano sobre la bibliografía del curso y conozcan las tareas. Si es un curso a parte, deberían contar con materiales de un curso que todos los alumnos estén llevando en común.
El programa consta de ocho pasos que se presentan en secuencia. Es importante recordar que el papel del maestro es facilitar el proceso de aprendizaje, y por eso la negociación del significado entre los alumnos es imprescindible.
Es importante, para un buen andamiaje, que el maestro demuestre el proceso varias veces con la participación del grupo entero antes de pedir que los alumnos lo hagan.
8. En la última fase se lleva a cabo una discusión sobre la transferencia de las estrategias a otras clases y la importancia de aplicarlas a la lectura propia. Los mismos alumnos propondrán ideas para lograr esa transferencia.
Discusión
Hay que enfatizar que el uso del programa presupone que la raíz del problema es que los alumnos no ejecutan sus tareas en forma relativista. Es probable que haya alumnos cuyo desarrollo alcanza el nivel relativista, pero cuyo desempeño académico de todas maneras es pobre. Además, sabemos que hay alumnos cuyos problemas son aún más complicados. Tendremos que tomar en cuenta otras variables como el nivel de su motivación, su estado emocional o sus diferencias lingüísticas y culturales. Como ejemplo, podemos observar que algunos alumnos carecen del conocimiento previo sobre un tema determinado y por eso interpretan mal el propósito del autor. En este caso no es que les falte la estrategia adecuada: más bien les falta la información previa para comprender el material. Asimismo, si el contenido se presenta en otro idioma, obviamente su comprensión se perjudica por diferencias lingüísticas. Por consiguiente, no podemos esperar que todos los alumnos mejoren en su comprensión lectora a pesar de la intensidad del programa.
. Para concluir, proponemos que la falta de preparación por parte de los alumnos universitarios se puede resolver con un énfasis en el desarrollo de estrategias metacognitivas a través de la lectura. Se espera que con estas estrategias los alumnos establezcan nuevas creencias epistemológicas y, a la vez, desarrollen una perspectiva interna sobre el proceso de aprendizaje.
Bibliografía
Anexo A
W. Perry, Forms of Intellectual and Ethical Development in the College Years: A Scheme, Holt, Rinehart, Winston, Nueva York, 1970.
Etapa 1. Una perspectiva dualista con respecto al conocimiento. Una postura que implica la obediencia y aceptación absoluta de la autoridad.
Etapa 2. Se acepta la diversidad de opinión. Sin embargo, se le atribuye a la confusión o falta de preparación por parte de la autoridad.
Etapa 3. Aunque se reconoce que existe la diversidad de opinión, a la vez se le ve como una fase temporal por parte de la autoridad.
Etapa 4. La incertidumbre se ve como algo creado a propósito por la autoridad. Se descubre el relativismo.
Etapa 5. Se acepta el relativismo. El razonamiento dualista se guarda para los casos especiales.
Etapa 6. Se descubre la obligación de comprometerse.
Etapa 7. Se compromete.
Etapa 8. El inicio de la exploración de la problemática que acompaña la responsabilidad.
Etapa 9. Se asumen responsabilidades múltiples y se afirma la identidad.
Anexo B
Autoevaluación de lectura
1. ¿Cómo aprendemos? Es decir, ¿cómo sabes que estás aprendiendo el material que estás estudiando?
2. ¿Cómo es el proceso de leer?
3. ¿Cómo fueron las tareas en la prepa?
4. ¿Cuál es tu propósito para leer...
5. ¿Cómo te preparas para leer tu tarea? (p. e., contar las páginas, revisar el material previo, etc.)
6. ¿Cuáles de las siguientes estrategias usas cuando no comprendes el texto?
Releer, continuar hasta que entiendas mejor y luego volver a leer, hacer una pausa para pensarlo, revisar materiales leídos anteriormente, consultar otra fuente de información.
7. ¿Cuáles de las siguientes estrategias usas cuando haces tu tarea?
Anotar, tomar apuntes, subrayar, revisar brevemente cada apartado antes de continuar, reflexionar sobre el significado.
8. Cuando terminas una lectura, ¿cuáles de las siguientes estrategias utilizas para estudiarla?
Revisar el texto inmediatamente, revisarlo antes de la clase, revisarlo antes del examen, escribir un resumen, revisar la siguiente tarea.
Anexo C
Seis modos para mejorar la flexibilidad en la lectura
Adaptación de S. Britton y traducción de B. Greybeck de: Hill, W., Basic Reading Power, Wadsworth Publishing Co., 1970.
* Barbara Greybeck Daniels: Profesora investigadora de la Universidad de Guadalajara. Coordinadora de la Maestría en Educación del TEC de Monterrey, campus Guadalajara.
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Tomado de: REVISTA DE EDUCACIÓN / NUEVA ÉPOCA NÚM. 8 /
ENERO - MARZO 1999
"EDUCACION.JALISCO.GOB.MEX"
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