viernes, julio 10, 2020

232. "La máquina se detiene": la asombrosa novela escrita hace 100 años que retrata la vida en cuarentena de 2020

Mi esposa estaba escuchando un programa de radio el otro día y oyó a un hombre hablar sobre inteligencia artificial.

Mencionó una novela corta de ciencia ficción escrita por E.M. Forster llamada The machine stops (“La máquina se detiene”), publicada en 1909, y dijo que era profética.


Nosotros no sabíamos de su existencia. Sinceramente, no teníamos a Forster por un novelista de ciencia ficción, más bien lo recordamos por las adaptaciones al cine de la productora Merchant Ivory protagonizadas por Helena Bonham Carter y sus elegantes vestidos victorianos.

Compramos un ejemplar.

"¡DIOS MÍO!", como no hubiera dicho Forster.

“La máquina se detiene” no es simplemente profética; es una increíble, impactante y asombrosamente precisa descripción literaria de la vida en cuarentena en 2020.

Si se hubiera escrito hoy, seguiría siendo excelente; el hecho de que haya sido escrita hace más de un siglo la hace sorprendente.

El breve relato se desarrolla en lo que debió de ser un mundo futurista para Forster, pero no lo será para ti.

Las personas vivían solas en casas idénticas (globalización) en donde escogían el aislamiento (él usa esa palabra), enviaban mensajes por correo neumático (una especie de email o WhatsApp) y chateaban en internet a través de una interfaz de video increíblemente similar a Zoom o Skype.

El burdo sistema de encuentros públicos había sido abandonado hacía mucho tiempo”, junto con el contacto con extraños (“la costumbre se había vuelto obsoleta”), ahora prohibido en una nueva civilización en la que los humanos viven en células bajo tierra con computadoras tipo Alexa al servicio de todos sus caprichos.

Si ya suena espeluznantemente cercano como para causarte preocupación, no te tranquilizará saber que los miembros de esta sociedad conocen a miles de personas a través de redes sociales controladas por máquinas que alientan a los usuarios a recibir e impartir las ideas de otros.

“En cierto sentido, las relacione

s humanas habían avanzado enormemente”, escribe con ironía el visionario autor, antes de añadir:

“Pero la humanidad, en su búsqueda del bienestar material, había ido demasiado lejos. Habían explotado en exceso las riquezas de la naturaleza, y el progreso había llegado a significar el progreso de la máquina”.

¿Predicciones?

Los dos protagonistas de la historia, Vashti y su hijo Kuno, son gente normal, como tú o yo. Ella vive en el hemisferio sur, él vive en el norte.

Kuno quiere que su madre le visite. Ella no está dispuesta.

“¡Pero puedo verte!”, exclama ella. “¿Qué más quieres?”

“Quiero verte, pero no a través de la Máquina”, dice Kuno. “Quiero hablar contigo, y no a través de la fastidiosa Máquina”.

“¡Ay, cállate!”, dice su madre, vagamente sorprendida. “No deberías decir nada contra la Máquina”.

Ella prefiere el distanciamiento social y dar su conferencia en internet sobre Música Durante el Período Australiano a una audiencia invisible en el sillón de sus casas que acumula información histórica abstracta sin relevancia alguna para sus vidas subterráneas reales, más allá de ser una distracción ilusoria de su vacía existencia (no muy diferente a los cursos durante el confinamiento, tal vez).

E.M. Forster comenzó a escribir ficción en el King's College de Cambridge, donde primero estudió Literatura Clásica y luego Historia (1897-1901).

No diré nada más sobre lo que ocurre – es una historia muy corta que leerás en menos de una hora – salvo mencionar que es, básicamente, una versión en la era de las máquinas de la Alegoría de la Caverna de Platón.

La Máquina (internet, para nosotros) es la cueva solitaria, sin aire y sin sol en la que existimos, la información que imparten las sombras en la pared.

“La máquina se detiene” apareció por primera vez en la revista británica Oxford and Cambridge Review el mismo año en que Filippo Tommaso Marinetti publicó su furioso "Manifiesto futurista" en el periódico Le Figaro (1909).

El poeta italiano argumentó lo opuesto a la parábola profética de Forster.

Marinetti abrazó a la máquina, argumentando que un automóvil veloz era mucho más hermoso que una escultura griega antigua. El pasado era un peso muerto que necesitaba ser destruido para dar paso al futuro.

Lea el artículo completo en BBC MUNDO


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jueves, julio 09, 2020

231. Alicia en el país de las maravillas: ¿quién fue Alice Liddell, la niña que inspiró a famoso libro?

- ¿Me he vuelto loco?

-Temo que sí... Estás loco. Pero te diré un secreto: las mejores personas lo están.

¿Reconoces este diálogo? Pertenece a un libro que tiene 155 años, pero sigue cautivando a niños y adultos.

Hablamos de "Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas" o también conocido como "Alicia en el país de las maravillas" (Alice's adventures in Wonderland), del escritor inglés Lewis Carroll.

La novela fue traducida a un centenar de idiomas, tuvo adaptaciones para radio, televisión, teatro, cine, juegos y hasta videojuegos.

Tan conocida y popular es esta historia que cada 4 de julio se celebra el Día de Alicia en Oxford, Reino Unido, ciudad donde Carroll creó su obra maestra.

Pero ¿qué tiene de particular esa fecha? Y ¿en quién se inspiró Carroll para escribir su famosa novela?


                    Lewis Carroll le regaló a Alice el manuscrito:"Las aventuras de Alicia bajo tierra".

La verdadera Alicia

Todo comenzó en Oxford a la década de 1850.

En ese entonces, solo unos pocos sabían que Charles Lutwidge Dodgson, un profesor de matemáticas de Christ Church, uno de los colegios que conforman la universidad de Oxford, era también Lewis Carroll.

Y que la inspiración del personaje principal de su libro era una niña de carne y hueso: Alice Liddell.

Alice Pleasance Liddell nació el 4 de mayo de 1852 y era la tercera de 10 hermanos.

En 1855, la familia Liddell se mudó a Oxford porque el padre de Alice, Henry, fue nombrado decano de Christ Church.

"En ese momento era el lugar para estar. Había familias glamorosas, fiestas, eran amigos de la realeza", describió Vanessa Tait, bisnieta de Alice Liddell, en el documental The secret world of Lewis Carroll ("El mundo secreto de Lewis Carroll") de la BBC.

Alice y sus hermanos desde muy pequeños asistían a esas fiestas y eventos para aprender cómo mezclarse y conversar con los miembros de la alta sociedad inglesa.

La madre de las niñas, Lorina, estaba ansiosa de que sus hijas se casaran bien cuando llegara el momento, y nunca era demasiado pronto para comenzar la capacitación en habilidades sociales.

Cuando Dodgson conoció a Alice, ella tenía 4 años y él unos 24.

Ella siempre estaba acompañada de sus hermanas Lorina (Ina) y Edith, y enseguida congeniaron.

Dodgson, quien para entonces era un pionero de la fotografía comenzó a tomarles fotos.

"Lewis Carroll estaba fascinado con las tres hermanas porque todas eran muy fotogénicas y carismáticas", añadió Tait.

¿Cómo nació la historia?


                         Alice Liddell era una niña con mucha personalidad pese a su corta edad.

El 4 de julio de 1862 -fecha que se recuerda cada año como el Día de Alicia-, Dodgson y las tres niñas hicieron un viaje en barco por el río Támesis hacia Godstow, a unos 4 kilómetros al noroeste de Oxford.

Durante el paseo, las niñas insistieron en que Dodgson les contara una historia. Allí nacieron los primeros bosquejos de "Alicia en el país de las maravillas".

Al regresar a Christ Church, Alice le pidió a Dodgson que escribiera la historia para ella. Esa noche y en un viaje en tren al día siguiente, trazó las primeras líneas.

El autor comenzó un texto manuscrito el 13 de noviembre de 1862 y lo completó el 10 de febrero de 1863, detalla The Lewis Carroll Society en su página web.

Es probable que haya dejado espacios en el texto para llenarlos con sus propias ilustraciones en una fecha posterior.

Finalmente le dio a Alice el libro manuscrito con sus propios dibujos en noviembre de 1864 bajo el nombre Alice's Adventures under Ground ("Las aventuras de Alicia bajo tierra").

Pero antes, Dodgson había recibido recomendaciones de colegas escritores para que publicara el libro.

Esto se concertó en julio de 1865 con ilustraciones del artista John Tenniel, con el nombre "Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas" y bajo el seudónimo de Lewis Carroll.

Lea la historia completa en BBC MUNDO


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viernes, febrero 21, 2020

230. Gianni Rodari, el comunista que enseñó a los niños a amar los libros

Este 2020 se cumplen cien años del nacimiento y cuarenta de la muerte de este autor italiano que cambió la literatura infantil. En España fue muy publicado en los ochenta.


Antes de Benjamin Button estuvo el barón Lamberto, un hombre viejísimo que gracias a una secreta técnica oriental comienza a rejuvenecer hasta convertirse en un bebé. Esta historia, 'Érase dos veces el barón Lamberto', la ideó el escritor, periodista y pedagogo italiano Gianni Rodari (1920-1980) en 1978, poco antes de su muerte. Un bello epitafio a una dilatada carrera en la que, ante todo, primó la imaginación y la fantasía, cambió por completo la pedagogía en las escuelas y fue una muestra de que hubo una Italia, en los años sesenta y setenta, en la que había espacio para la creatividad y para las ideas progresistas en la educación. Nada que ver con el país actual que, como decía hace unos días el escritor Antonio Scurati, autor de una exitosa biografía novelada de Mussolini, ha sido impregnado por el populismo, el ‘salvinismo’, y el discurso facilón.

Rodari, del que este año se cumple el centenario de su nacimiento, el 40 aniversario de su muerte y el 50 de la obtención del premio Hans Christian Andersen -el más prestigioso de la literatura infantil- no sólo fue un escritor para niños muy reconocido en Italia. También tuvo numerosos jóvenes lectores España y forma parte del canon lector de muchos de los que hoy frisan o pasan de los 40 años de edad junto a otros autores como la austriaca Christine Nöstlinger o la sueca María Gripe.

Lumen se anticipó a todos al publicar 'Jip en el televisor' en 1964, pero su estrella creció principalmente en los ochenta y principios de los noventa, cuando fue publicado por sellos como la mítica colección Barco de Vapor, de SM o Bruguera. Y nunca ha llegado a desaparecer de las librerías alcanzando incluso una cierta resurrección recientemente con la publicación en Blackie Books de sus libros de pedagogía, 'Gramática de la fantasía' y 'El Libro de la Fantasía', a los que se suman 'Cuentos por teléfono', en la editorial Juventud, 'La góndola fantasma', en Anaya o 'Cuentos al revés', en Santillana. Y es un escritor, hoy por hoy, muy bien traducido al catalán, euskera y gallego.

El periodista rojo

Pero la biografía de Rodari abarca mucho más que la de un famoso escritor de libros infantiles. Nacido en Omegna, al norte de Italia, muy cerca de Suiza, era hijo de panaderos. Se quedó huérfano de padre muy pronto y cuando aún no había cumplido los veinte se paseaba con sus amigos de taberna en taberna tocando el violín. Hasta que su madre dijo basta.


Comenzó a estudiar magisterio -para intentar evitar el servicio militar con el que no estaba nada de acuerdo-, y se le cruzó el fascismo. Para conseguir trabajo como maestro tuvo que acudir a la Casa del Fascio de Milán y afiliarse al Partido Nacional Fascista. Era la única manera de obtener empleo como funcionario. Al llegar la guerra fue destinado al hospital de Milán y ahí comenzaron sus coqueteos con La Resistencia. Por varias razones: su hermano Cesare fue apresado y llevado a un campo de concentración alemán (sobrevivió) y dos de sus mejores amigos murieron en el frente. Para 1944 ya había roto el carné fascista y se había afiliado al Partido Comunista Italiano.

Lea el artículo completo en: El Confidencial



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viernes, enero 03, 2020

229. ¿Cómo funcionaba el Nautilius, el submarino del Capitán Nemo?

Tiene más de 150 años, pero el "Nautilus" de Julio Verne muy probablemente sigue siendo el submarino más famoso del mundo.


El sumergible apareció por primera vez en "Veinte mil leguas de viaje submarino", la novela que Verne empezó a publicar por entregas en marzo de 1869.

Pero tomó su nombre del que muchos consideran el primer submarino de hélice del mundo, el Nautilus diseñado en 1800 por el ingeniero estadounidense Robert Fulton por encargo de Napoleón Bonaparte. 

"En la época en la que Verne escribió su novela, la palabra Nautilus prácticamente se utilizaba como sinónimo de submarino", destaca Marie-Hélène Huet, una profesora del MIT experta en Verne.

Descrito por el propio Verne como "una maravilla, llena de maravillas", el Nautilus también era una máquina muy adelantada a su tiempo.

¿Cómo se supone que funcionaba?

En "Veinte mil leguas…", y por boca del capitán Nemo, el propio Verne ofrece abundantes detalles sobre la nave y sobre la tecnología que la propulsa.

"Como ve, es un cilindro muy alargado, de extremos cónicos. Tiene, pues, la forma de un cigarro, la misma que ha sido ya adoptada en Londres en varias construcciones del mismo género", le explica al profesor Pierre Aronnax, el narrador de la novela.
"La longitud de este cilindro, de extremo a extremo, es de 70 metros, y su bao, en su mayor anchura, es de ocho metros", agrega, para luego explicar que "el Nautilus se compone de dos cascos, uno interno y otro externo".

Pero en la época del motor de vapor es sobre todo el mecanismo de propulsión de esta nave de 1.500 toneladas lo que intriga a Aronnax.

Una intriga que solo crece cuando Nemo le dice que la electricidad es lo que impulsa el submarino.

"Capitán, la extremada rapidez de movimientos que usted posee no concuerda con el poder de la electricidad. Hasta ahora la potencia dinámica de la electricidad se ha mostrado muy restringida y no ha podido producir más que muy pequeñas fuerzas", argumenta Aronnax.

"Señor profesor, mi electricidad no es la de todo el mundo, y eso es todo cuanto puedo decirle", responde Nemo.

Baterías de sodio-mercurio

Más adelante, sin embargo, el misterioso marino devela el misterio, explicando que todo lo que necesita para producir electricidad, el Nautilus lo obtiene del mar.

"De esa notable cantidad de cloruro sódico contenida por el agua marina extraigo yo el sodio necesario para componer mis elementos", dice luego de destacar la elevada presencia de ese elemento en el hábitat natural del submarino.

Y ese sodio, "mezclado con el mercurio, forma una amalgama que sustituye al zinc en los elementos Bunsen", agrega, revelando así que su fuente de electricidad son baterías de sodio-mercurio.

"El mercurio no se gasta nunca. Sólo se consume el sodio, y el mar me lo suministra abundantemente", explica su razonamiento Nemo.

"Debo decirle, además, que las pilas de sodio deben ser consideradas como las más enérgicas y que su fuerza electromotriz es doble que la de las pilas de zinc", continúa.


Más detalles en: El Comercio (Perú)



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jueves, diciembre 26, 2019

228. Cómo los cuentos moldean nuestra mente

Los indios americanos tienen un refrán que dice así: "Quien narra el cuento, gobierna el mundo".

"Los cuentos tienen el potencial de ser increíblemente poderosos. Pueden cambiar la forma en la que nos relacionamos y combatir los prejuicios. Y tienen un gran poder de persuasión", señala la psicóloga Zoe Walkington, del Open University en Reino Unido.


Como ejemplo, cita una investigación que se basó en dos de las sagas literarias más populares de los últimos años: "Harry Potter" y "Crepúsculo".

El estudio mostró que las personas que leyeron un par de capítulos de la historia sobre el niño hechicero consideraban que tenían más habilidades para poder mover objetos con su mente que las personas que no habían leído "Harry Potter".

En tanto, los fans de la segunda saga, sobre vampiros, estaban convencidos de que sus dientes eran un poco más largos que los del resto de la población. 

Los psicólogos llaman a este comportamiento "asimilación", y ocurre cuando un lector adopta las características de un personaje o grupo de ficción.

Empatía
 
Walkington explica que los cuentos desencadenan dos efectos psicológicos en el lector:
Primero, la transportación, que ocurre cuando uno se pierde en el mundo que describe su libro.

Luego, viene la identificación, que es cuando el lector se pone en la piel de un personaje y adquiere su perspectiva e identidad. 

"Uno siente casi como si las cosas que le pasaran a él o ella nos estuvieran pasando a nosotros", describe la experta.

Hay investigaciones que sugieren que los fenómenos de transportación e identificación podrían estar relacionados con la capacidad de poder empatizar con otros.

"Leer no es una forma de relajación", señala el autor y guionista Anthony Horowitz. "Estás construyendo mundos, estás poblando esos mundos con ciudades y poblando a esas ciudades con gente".

"Aunque la televisión, el cine, el teatro, todos tienen su lugar en el mundo de la narración, para mí ese momento de contacto con un libro, cuando lees una historia y liberas sus secretos... nada se le asemeja", opina Horowitz.

Pero ¿qué ocurre concretamente en nuestros cerebros cuando leemos?

Lea el artículo completo en: BBC Mundo
 


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lunes, diciembre 09, 2019

227. Los orígenes científicos de Frankenstein


“Una desapacible noche de noviembre contemplé el final de mis esfuerzos”. Poco después, aquellos esfuerzos culminaban en un desenlace portentoso y aterrador, cuando Víctor Frankenstein observaba “cómo la criatura abría sus ojos amarillentos y apagados. Respiró profundamente y un movimiento convulsivo sacudió su cuerpo”.

Dos siglos han transcurrido desde aquella noche de noviembre en la que Mary Shelley —por entonces aún Mary Godwin, antes de su matrimonio con el poeta Percy Bysshe Shelley— situaba a su célebre doctor insuflando la vida a una criatura fabricada con piezas de cadáveres. Frankenstein o el moderno Prometeo ha perdurado como una de las obras más conocidas de la literatura universal, fuente de más de 90 adaptaciones teatrales y más de 70 películas.
Pintura al óleo de Mary Shelley. Autor: Richard Rothwell
Pero la de Shelley no fue una mera fantasía al estilo de los relatos fantasmagóricos que ella y sus amigos intercambiaron aquel verano de 1816 en una villa junto al lago de Ginebra. Aunque fue entonces cuando la autora concibió su trama, para darle forma bebió de las fuentes científicas de su tiempo. “Mary tuvo una gran influencia de personas que hoy llamaríamos científicos”, apunta a OpenMind David Guston, director de la Escuela para el Futuro de la Innovación en la Sociedad de la Universidad Estatal de Arizona (EEUU) y coeditor del libro Frankenstein Annotated for Scientists, Engineers, and Creators of All Kinds (MIT Press, 2017).

Por ello muchos autores ven en Frankenstein la primera novela de ciencia ficción, un género que se interroga sobre las consecuencias de los avances científicos y sus aplicaciones especulativas.

La primera novela de ciencia ficción

La primera y más obvia de las improntas científicas en la obra es el método para dar vida a la criatura: curiosamente, la captación de un rayo durante una tormenta jamás aparece en el libro; fue una aportación del cine. La primera edición de la novela apenas hacía una breve mención a la electricidad y zanjaba la reanimación de la criatura con una vaga alusión a “infundir una chispa de vida”. “Los detalles de cómo lo hizo no eran tan importantes”, comenta a OpenMind Iwan Morus, historiador de la ciencia victoriana de la Universidad de Aberystwyth (Reino Unido); “no necesitaba explicarlo, puesto que sus lectores ya sabrían cómo se haría”.

En efecto, en tiempos de Shelley, la electricidad era el misterio científico de moda. El italiano Luigi Galvani había demostrado cómo una chispa infundía el movimiento en patas de ranas diseccionadas. “Hay pruebas de que Mary vio demostraciones galvánicas, que eran populares entonces”, cuenta Guston. El sobrino de Galvani, Giovanni Aldini, fue mucho más allá cuando en 1803 empleó la electricidad para animar los miembros de George Forster, un criminal ejecutado en Londres, ante el pasmo de una audiencia horrorizada.
Ilustración que muestra los experimentos de Galvani animando animales muertos con corrientes eléctricas.
“Mary y Percy se movían en círculos sociales donde las discusiones sobre la electricidad y su relación con los procesos de la vida eran algo común”, dice Morus. Mary conocía además el trabajo de William Nicholson y Humphry Davy, pioneros de la electricidad en Gran Bretaña y amigos de su padre. Durante la composición de la novela, leía la obra de Davy Elements of Chemical Philosophy, de la que integró algunas frases en el discurso del Dr. Waldman, el profesor de Víctor Frankenstein.

Según subraya el arqueólogo de la Universidad de Bristol (Reino Unido) Stuart Prior, en 1814 Mary y Percy asistieron a una conferencia de Andrew Crosse, un estrambótico experimentador que había transformado su propiedad campestre de Fyne Court en un gran laboratorio eléctrico. “Davy visitó a Crosse varias veces en Fyne Court, y le alentó a dar la conferencia en Londres”, señala Prior a OpenMind.

Lea el artículo completo en: OpenMind
 
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lunes, junio 10, 2019

226. Curiosidades sobre "El Quijote"

El escritor más universal en lengua hispana, Miguel de Cervantes, nos regaló “El Ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha” - uno de los libros más traducidos y editados de la historia- en enero de 1605. Hoy conoceremos algunas de sus anécdotas más curiosas.


La primera edición del libro iba a imprimirse en una tirada inicial de tan solo 500 ejemplares. Finalmente fueron entre 1.200 y 1.500. Aunque es difícil de estimar, a día de hoy se cree que se han vendido unos 400 millones de libros en todo el mundo.

El primer ejemplar de El Quijote en inglés fue vendido en una subasta en Sotheby´s en 1980. En 1989 se vendió por 1.5 millones de dólares.

El Ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha tiene un total de 381.104 palabras y su primera edición contenía varios gazapos y una tipografía bastante mediocre.

La frase “Ladran, Sancho, señal que cabalgamos” no pertenece al Quijote, pero sí la de “Nunca segundas partes fueron buenas”.

A pesar de que siempre se le ha retratado como tal, Cervantes nunca describió a Sancho Panza como una persona obesa.

En el siglo S.XVII los escritores vendían la licencia de impresión de su obra -en este caso a Francisco de Robles- perdiendo no solo el control sobre el texto sino los beneficios económicos de su venta. Teniendo en cuenta que El Quijote se convirtió rápidamente en un éxito de ventas, más llamativa resulta esta antigua forma de proceder.

En un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme...” Esta famosa frase con la que empieza el libro, existe en la realidad. Según un estudio de la Universidad Complutense de Madrid, e integrado por más de 20 expertos en Geografía, Historia, Filología, Sociología, Matemáticas y Ciencias de la Información, el lugar al que se refiere Cervantes es Villanueva de los Infantes, una localidad de Ciudad Real, capital del Campo de Montiel y no Argamasilla de Alba, como se creía desde el siglo XVIII.

El Quijote es el libro más traducido de la historia de la lengua española. Ha sido traducido a más de 50 idiomas, únicamente superado por La Biblia.

La Biblioteca Nacional de España posee uno de los pocos ejemplares de la primera edición de El Quijote. Se conserva en buen estado y gracias a la digitalización, mediante El Quijote interactivo, cualquiera puede acceder a las 1.282 páginas de la primera edición de las dos partes de esta obra inmortal.

 

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martes, marzo 26, 2019

225. 5 libros de historias reales contadas por niños

La mayoría de estos libros tienen algo en común: sus protagonistas eran demasiado jóvenes cuando las circunstancias les obligaron a marcharse de su país. El camino a recorrer retratado por niños, jóvenes y adolescentes a través de estos libros basados en hechos reales sucedidos en distintos lugares del mundo, mostrará un punto de vista muy diferente al que estamos acostumbrados. Cinco historias con nombre propio muestran la huida de la guerra desde el sudeste asiático, África y Oriente Medio.

Os dejamos una selección de los mejores libros de niños refugiados que cuentan su propia historia.

Libros de historias reales sobre niños refugiados

1. ‘En el mar hay cocodrilos’, de Fabio Geda


Escrito en primera persona, En el mar hay cocodrilos es un libro basado en la historia real de Enaiatollah Akbari, un niño afgano llamado Ena que llegó desde su pueblo hasta Italia, pasando por Pakistán, Irán, Turquía y Grecia en su camino hacia Europa. En su camino, Ena se enfrentó a trabajos forzosos, detenciones y condiciones dramáticas que son vistas desde un prisma muy diferente tras los ojos de este niño. Para documentarse, el autor le entrevistó durante meses, apuntando y grabando sus conversaciones sobre las que, más adelante, volvían a añadir algunos detalles que iba recordando. Después de 200.000 copias vendidas en Italia, el libro basado en la historia real de Ena se publicó en España en 2011.

2. ‘Correr para vivir’, de los campos de Sudán a las olimpiadas

Lopez Lomog fue uno de los niños perdidos de Sudán que, en medio de la guerra, se refugiaron en la selva para mantenerse con vida. Miles de ellos se unieron en los bosques donde los más mayores, de sólo 10 y 12 años, cuidaban de los pequeños. Miles de niños fueron encontrados meses y años después, entre ellos Lopez Lomog, que se convirtió en un atleta olímpico y plasma su biografía en este libro basado en la historia real que mejor conoce, la suya.

3. ‘Una esperanza más poderosa que el mar’, por Melissa Fleming



Doaa tenía sólo 19 años cuando la guerra en Siria le hizo huir junto a su amado, Bassem. Decidieron que se casarían cuando llegasen a Europa, lejos de cualquier peligro y de la violencia. En el camino, la odisea que deben atravesar estos dos personajes para cruzar el mar nos dejará sin aliento. ¿Lo más impactante? Que no se trata de ficción, sino de un libro basado en una historia real.

4. ‘Inside Out & Back Again’, de Thanhha Lai

La historia de esta refugiada vietnamita, en una novela semi auto biográfica narrada en primera persona, fue ganadora de un Premio Nacional de Literatura en 2011. Este libro, basado en la historia real de la autora, cuenta como Hà, una niña de 10 años que huye de la posguerra en Vietnam en un barco de la marina, tendrá que adaptar su mundo, su cultura y su lenguaje al de los Estados Unidos.

5. ‘The Go-Away Bird’, de Warren FitzGerald

Clementine Habimana era sólo una niña cuando fue testigo del genocidio en su país en el 1994. En este libro, cuenta sus aventuras y la de sus amigos: una pantera, un pelícano y una tortuga. Una historia real con dragones y duendes, la forma en la que Clementine cuenta su huida cuando la realidad, la sangre, los machetes y el miedo son demasiado difíciles de describir.

Fuente: ACNUR
 
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